(24-09-2019)
Hacía mucho
tiempo que no veía a mi sobrino Evaristo. Quedamos en mi bar favorito, ese
que tiene robots en lugar de camareros. El dueño introdujo primero a ANDREA
(ANDRoide Español Autonomo)
y ahora tiene a otro detrás de la barra, SAM (Spanish Automated Machine).
Los dos trabajan sin descanso las 24 horas y al poco que te conocen saben lo
que quieres. Para los indecisos en una bendición. A veces se meten en tu
conversación, como si fuesen de carne y hueso.
Con las
bebidas servidas y tentadores montados en nuestra mesa, Evaristo y yo
celebramos nuestro reencuentro. “Fíjate”, me dice, “creo percibir un enfrentamiento entre el Vaticano y la Conferencia
Episcopal alemana. Parece que
Roma no desearía que los obispos alemanes sigan adelante con un Sínodo este
otoño, en el que participarían seglares, para tratar de la consagración de
mujeres sacerdotes, del celibato sacerdotal y de la moral sexual de la
Iglesia”.
- ¡Un combinado explosivo! exclamé.
- Ya, pero son unos problemas de gran
actualidad para modernizar la Iglesia. La combinación de la escasez actual
de vocaciones en los países desarrollados y la igualdad de género empuja a que
las mujeres puedan acceder al sacerdocio.
- ¿Y lo del matrimonio de los curas?
- Los rabinos pueden casarse. También los popes
ortodoxos y los pastores protestantes. Tienen a veces limitaciones a medida que
ascienden en su escala jerárquica, pero, pe, el actual Arzobispo de Canterbury,
la máxima jerarquía eclesiástica anglicana (la Reina tiene esencialmente una jefatura
nominal), tiene esposa. Yo creo que los sacerdotes casados, aunque no fuese
una obligación, estarían en mejores condiciones de sintonizar con la sociedad y
sus problemas.
- Y evitar así la pederastia.
- Eso es otra cosa. El matrimonio no es el remedio
para unas personas enviciadas, algunas de las cuales, probablemente, eligen
profesiones que les ponen en contacto con jóvenes que pueden estar indefensos
por exceso de confianza. Internados, campamentos, disciplinas físicas son,
entre otros, territorios que pueden atraer a pederastas sean religiosos o
clérigos. Solo cabe mano dura, denunciar a los culpables y su expulsión. La
transparencia es esencial para evitar echar tierra sobre estos asuntos.
- Volvamos a la ordenación de mujeres.
- Me parece esencial, insistió Evaristo. Las mujeres no fueron rechazadas por Jesús,
y en el mundo de hoy en día nadie duda de que están igual de preparadas que los
hombres. La igualdad de género ayudaría a una mejor integración de la Iglesia
con la sociedad. Se abriría la vía hacia el desempeño por las mujeres de
dignidades como las de obispos, cardenales o, incluso, el Papado.
- Me dijiste, por teléfono, que los obispos
alemanes era unos nuevos luteranos.
- Bueno, exageraba, pero van a seguir
adelante con esa vía sinodal para tratar estas cuestiones y no sería de
extrañar que voten a favor de consagrar mujeres, del matrimonio sacerdotal y de
ser más estrictos con la sexualidad en la Iglesia. Sin embargo, Roma preferiría
pasar de este cáliz. Los alemanes están, en la práctica, en rebeldía.
Veremos que hace el Papa, pero si este Sínodo produce los resultados esperados
puede ser ello como cuando Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia
de Todos los Santos de Wittemberg, impulsando la Reforma.
- ¡Qué desmesura la tuya!
En esto, apareció ANDREA. “El Papa
pide no atentar contra la unidad de la Iglesia, pero estos alemanes dicen que
no perderán de vista ni esa unidad ni la realidad sobre el terreno. Lógico,
¿no?” terció metálicamente ANDREA con un guiño mientras,
en un pispás, dejaba la cuenta y se llevaba vasos y platos sucios.
Carlos
Miranda es Embajador de España