EL AMIGO NECIO
Madrid, 12-07-2025
(Lectura rápida 😊)
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Cuando llego a la terraza de mi bar favorito, mi sobrino
Evaristo está hablando con la ginoide ANDREA y el androide SAM, así como con el
dron-mayordomo volador PAAF.
“Tengo un amigo con una esposa guapísima y elegante que
se viste en las mejores tiendas de moda”, les cuenta mí sobrino. “Tienen cinco hijos
de unos ocho a catorce años aproximadamente. En
su casa no entra una pizza. Viene un cordon bleu para
cocinarles la cena. Los niños se llevan al colegio para almorzar unos tuper
distribuidos por un restaurante con tres estrellas Michelin”
Las tres máquinas inteligentes están ojipláticas. “Pues a
los niños suelen gustarles las pizzas”, afirma SAM mientras ANDREA le reprocha su
falta de rigor en materia de alimentación.
“Viven”, continua Evaristo, “en una casa lujosa y tienen
profesores particulares para los deberes de los colegiales, así como
entrenadores para que toda la familia esté en buena forma física. Hasta tienen coaches psicológicos para su equilibrio mental”.
- No tengo dinero para más, le confiesa su amigo a Evaristo. Todo esto es muy caro porque el colegio es privado con enseñanza en varios idiomas. No me alcanza para un automóvil.
- ¿Cómo van los niños al colegio? Me dijiste que no hay transporte público ni rutas escolares.
- Mi vecino. Un americano con un cochazo. Como solo tiene un hijo que va al mismo colegio, lleva también a los míos y les recoge. Mi mujer suele aprovechar el viaje para ir al supermercado “Gourmet” próximo al colegio.
- ¡Estupendo!
- No creas. Mi vecino se ha vuelto últimamente más arisco. Dice tener muchos gastos. Lleva tiempo sugiriendo que pague yo parte de la gasolina y hasta que contribuya a un cambio de neumáticos.
- ¿Qué has hecho?
- El distraído, responde con un guiño de ojo y una risotada.
- ¿Y tu vecino?
- Se ha vuelto maleducado. Me ha llegado a decir que igual ya no nos transporta al colegio y al supermercado.
- ¿Qué vas a hacer?
- De vez en cuando mi mujer le regala una tableta de chocolate al volver del super.
- Y él queda muy agradecido …
- ¡Qué va! Se vuelve más agresivo y dice que no basta. No sé qué hacer.
- Pues págale la mitad de la gasolina que consume el coche yendo y volviendo del colegio, así como dos neumáticos.
- Tendré entonces que pedir una subida de sueldo, o decirle a la cordon bleu que no venga todos los días a casa, o pedir un préstamo al banco. ¡Menuda papeleta!
- Contribuye con tu parte, la mitad de los gastos no vaya a ser que acabe reclamando que pagues por cabeza transportada.
- Es un zafio que cambia cada día de opinión.
- Si no os lleva te saldrá más caro.
- Pagaré, pero le diré lo que pienso de él.
- Si le hubieras hecho caso antes, igual no se habría vuelto maleducado.
PAAF, que acaba de sentar en una mesa a una familia sefardí
disgustada con la postura española hacia Israel, le dice a Evaristo: “Su amigo es un caradura”.
“Tienes razón”, asiente Evaristo. Esta vez los androides no se han distraído y nos han traído lo que deseábamos tomar ahora y lo han hecho como siempre, sin preguntar, ya que lo determinan con su inteligencia artificial. “Mi amigo pagó menos de lo que yo le propuse y deseaba su generoso vecino”, continua mi sobrino. “Además, le retiró el saludo. Me lo volví a encontrar el otro día”.
- ¿Sabes lo que me ha dicho mi vecino? Que como su hijo en un par de años empezará la universidad, entonces no podrá llevar ya a mis hijos al colegio.
- Yo que tú rezaba por qué no se harte de ti antes.
- ¿Tú crees?
“Los hay que no aprenden nunca ni se dan
por aludidos“, acabo por intervenir. “En una hamaca al
borde de la playa con el ruido de las olas, la brisa del mar y un ventilador
les cuesta levantarse para pedir ellos mismos en la barra del Beach Club
un refresco con mucho hielo”.
“El refresco que venga
solo“, se ríen ANDREA y SAM “aunque mejor en una bandeja de plata
portada por un mayordomo con una pajarita de verdad, no de esas ya anudadas con
una goma para alrededor del cuello”, añaden con más risas.
Al marcharnos PAAF nos cobra mientras le dice a Evaristo con
su acento francés de fábrica “¡Qué cosas nos
cuenta usted!” …
Carlos Miranda, Embajador de España