ARRIMADAS EN JEFE
Segovia, 04-09-2020
(Lectura fácil 😁)
Mi bar favorito ha inaugurado terraza. Situado en
una calle estrecha, el Alcalde le ha otorgado, como a otros locales, un espacio
de acera ganado a costa del aparcamiento en batería de los coches. Evaristo y
yo decidimos probar esta terraza decorada con un mobiliario de bambú, plantas
frondosas y una espesa moqueta verde, todo instalado por ANDREA y SAM.
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Casado sigue desoyendo la voz de la sensatez, señala
Evaristo, tras comprobar que los dos androides conservan su facultad de
predecir correctamente lo que deseamos tomar. No quiere pactar los presupuestos
ni acordar con el Gobierno la renovación del Consejo del Poder Judicial y del
Tribunal Constitucional.
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Sin embargo, señaló, hay que seguir exigiéndoselo
porque sería mejor para España. Sin embargo, lo
más probable es que se apruebe un presupuesto condicionado por la batuta de
Arrimadas.
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Sin duda, reconoce mi sobrino. Sin embargo, los
condicionamientos son más complejos porque Arrimadas podrá permitir, o no,
que con su varita centrista surjan unos presupuestos que define como “moderados”,
pero éstos tendrán que respetar la ortodoxia económica de Bruselas.
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Es así, concedo. Ello contradecirá bastantes pretensiones
de Iglesias. Su demagogia revolucionaria es, económicamente, ineficaz como
tantas revoluciones han evidenciado.
“Cuanto
más ladra, menos muerde”, sentencia SAM, sin cariño alguno, mientras vuelve de
limpiar una mesa.
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La debilidad de Iglesias, interviene Evaristo, solo le
permite desgranar posibilidades presupuestarias que no verán el día. No
obstante, no dejará el Gobierno.
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Abandonar ahora a Sánchez sería un fracaso, preciso, y
podría conducir a un gobierno más a la derecha o a unas elecciones que igual podrían
favorecer una mayoría conservadora. Iglesias no puede permitirse asumir la
correspondiente responsabilidad. Está encerrado, sin poder confesarlo
abiertamente.
“Sin
embargo”, interrumpe ANDREA mientras deja en nuestra mesa unos montados sofisticados,
“tiene propuestas progresistas que no son desdeñables”.
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Saldrán adelante, respondo, siempre y cuando Calviño, Montero
(María Jesús) y Arrimadas las acepten y si respetan las reglas de la Unión
Europea para recibir los oportunos fondos.
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Arrimadas cobra así un gran protagonismo a costa de
Casado que se echa a un lado por mantener una falsa virginidad opositora, afirma
Evaristo. Haría mejor en considerar la unidad que necesitamos en una
circunstancia adversa y excepcional.
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En efecto, le respaldo. Los presupuestos saldrán adelante
porque Arrimadas recupera el papel bisagra que Rivera abandonó, sumando
Sánchez, asimismo, el apoyo, costoso,
del PNV. Ambos aprovechan la ausencia del PP en los pactos.
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Casado señala, observo, que no ha visto el borrador de los presupuestos.
Los demás, tampoco, pero intentan ser constructivos. En realidad, este pretexto
le permite tanto justificar su negativa ahora como modularla, eventualmente, más
adelante.
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Sin embargo, señala Evaristo, los empresarios, la mayoría
votantes del PP, apoyan unos presupuestos que permitan absorber las ayudas y
préstamos de Bruselas, que no son gratis, pues su respaldo solidario nos
incluye como deudores. Si Casado se opone a estos presupuestos, no podrá
rentabilizar la distribución del “maná”.
de estos fondos tendría que apoyar unos
presupuestos cuyo contenido, eso sí, debiera de influir.
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Ahora, señalo, se encargarán
de la distribución Sánchez e Iván
Redondo desde La Moncloa, ampliando su red clientelar.
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También está la otra razón aducida por Casado, recuerda
Evaristo: la presencia de Podemos en el Gobierno.
“Esa
es la condición imposible”, afirma ANDREA, de vuelta de servir una mesa.
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Es verdad, concede Evaristo, pero, como los políticos
mienten más que hablan, Casado siempre lograría justificar un cambio de
postura. Lo que pasa es que tanto Casado como Sánchez están cómodos con su
enfrentamiento, aunque sea a costa del bien común y harían lo mismo si la
situación fuese al revés como ya vimos con el prehistórico “no es no” cuando Sánchez,
en la oposición, no deseaba facilitar la gobernanza de España.
“Solo ven hasta la punta de su nariz”, concluye
SAM, al devolver el cambio mientras mi sobrino y yo nos marchamos.
Carlos Miranda, Embajador de España