SALVAR LO
INSALVABLE
Madrid, 05-02-2021
(Lectura
rápida 😁)
Evaristo
ha estado muy ocupado últimamente, pero ha encontrado un hueco para reunirnos
en la terraza de mi bar favorito, atendidos por sus eficaces androides, ANDREA
y SAM. Hace frío y llovizna. Evaristo está de mal humor. Le enfada el panorama político español.
Empieza, sin embargo, hablándome de Biden, Merkel y Macron.
- - Es un trío importante, le digo. La imprescindible relación
transatlántica estará ahora esencialmente moldeada por Washington, Paris y Berlín. Londres, fuera de
la UE, pierde importancia, aunque sólo en términos relativos ya que sigue en la
Alianza Atlántica y los británicos son “primos” de los americanos.
- - En efecto, admite, pero los dos europeos continentales están
ahora en el candelero.
- - Es verdad, reconozco. Merkel se retira y veremos
quien le sustituye en la Cancillería germana tras las elecciones que
tendrán lugar en septiembre. Muchos piensan en Armin Laschet, su sucesor en su
partido, políticamente continuista, pero nada está garantizado, aunque la CDU
encabeza claramente los sondeos. Los socialdemócratas siguen vivos, pero los
verdes les superan y la extrema derecha anda rondando.
- - En cuanto a Macron, señala Evaristo, se presentará a la
reelección en mayo de 2022 contra, probablemente, otra vez Le Pen como
opositora principal. La derecha francesa le
acusa de fomentar esta bipolarización para
su propio beneficio. En la izquierda, Melanchon y sus “podemitas” locales no
tienen posibilidades y tampoco, creo, la gaditana de nacimiento, Anne Hidalgo, alcaldesa
de Paris, aunque postularse le foguearía de cara a 2027 cuando Macron ya no
podrá presentarse más. En todo caso, finaliza Evaristo, la estabilidad
internacional pasa por Macron, pero su patio
está revuelto.
- - Biden, por su parte, recuerdo, se enfrenta a cuatro años
difíciles con una sociedad a la que siguen azuzando los “trumpistas” hacia la polarización,
aunque se nota en ciertos republicanos el deseo
de deshacerse del magnate.
- - Ciertamente, concede Evaristo, pero, como en casi todo hoy
en día, hay que ir paso a paso. Veamos, primero,
que pasará con el “impeachment” y cómo afectará a Trump, cualquiera
que sea el resultado del juicio que se desarrollará a partir del 9 de febrero
en el Senado.
“Se olvidan de Pedro Sánchez”, señala ANDREA,
inactiva en el fondo de la terraza, casi vacía en esta tarde desapacible.
- - ¿No pretenderás que está al nivel de Biden, Merkel o Macron?,
le preguntó medio en serio.
“No”,
responde por ella SAM que acaba de limpiar la cafetera. “Pero está disgustada con sus piropos a Abascal que revalorizan a Vox como partido responsable y
con visión de Estado”. ANDREA se acerca. “Algo peligroso, incluso irresponsable”.
“Y eso, solo por criticar a Pablo Casado que cae en la trampa de una oposición
dura, sin concesiones”, precisa SAM. “En lugar de buscar sensatamente la
complicidad de la oposición, Sánchez prefiere
aliarse con la extrema izquierda y enaltecer la extrema derecha”
para presentarse como el orden progresista frente al caos conservador”,
sentencia ANDREA.
- - Tienen razón, afirmo mirando a mí sobrino. Pero, Sánchez se
sale con la suya … partido a partido. El Simeone de la política.
- - Sanchez pedalea hacia la insensatez, se subleva
Evaristo, a medida que comprueba como Pablo Iglesias se rebela cada vez más
contra él y se desconcierta ante una pandemia ruinosa frente a la que prefiere
desentenderse, como cualquier avestruz, añade, enfadado, mi sobrino.
- - Ahora necesita un buen resultado en Cataluña.
- - ¡Eso es pedir un imposible o una conjunción de
todos los planetas con el sol!, exclama
Evaristo, aún más enfadado. Con el desenfreno de los capos independentistas a
los que desea indultar, a pesar de que están dispuestos a violar otra vez la Constitución,
es difícil vislumbrar un resultado que aclare la
situación, gane quien gane, aunque sería mejor que ganase el PSC, sin
añadir la incógnita de cómo se desarrollará la jornada electoral. Esas elecciones son como ir a ver una película de
vampiros.
Nos
quedamos en silencio, mentalmente exhaustos. Decidimos recogernos con la sola
alegría de habernos visto, aunque sea con los bozales puestos.
Carlos Miranda, Embajador de España