¿A QUIÉN
BENEFICIA LA PANDEMIA?
Madrid, 05-11-2021
(Lectura
rápida 😊)
Es
tal el éxito de mi bar favorito que su dueño ha decidido comprar un dron autónomo
para reforzar el equipo formado por los androides ANDREA (ANDRoide Español
Autónomo) y SAM (Spanish Automated
Machine). Fabricado en Francia, PAAF
(Projet d’Automate Aérien Français) ya revolotea acogiendo a los clientes,
dándoles una mesa, cerciorándose de que todo el mundo está satisfecho y
facilitando el trabajo de ANDREA y SAM que lo
ven casi como si fuese su hijo: “Ten cuidado con los árboles”, le
recomienda ANDREA. “No dejes que los perros se te acerquen demasiado”, le
aconseja SAM. PAAF nos da la bienvenida a mi sobrino Evaristo y a mí y nos
instala. “Aquí tienen su mesa habitual”, precisa amablemente el dron galo en
español con un ligero acento francés. Ignoramos si ello es un toque de originalidad o un fallo de los
ingenieros franceses que lo diseñaron …
- Hace unos días, me dice Evaristo, la socióloga y politóloga Belén
Barreiro, experta en sondeos políticos, concluía, tras analizar un estudio de
su instituto 40dB para EL PAÍS, que tras la COVID-19 hay una demanda de certidumbre.
- Explícate mejor.
- Tras dos años de pandemia mundial, de catástrofes naturales por
todo el globo terráqueo y de crisis económicas con sus correspondientes
incertidumbres, lo que desearía la mayoría de
los ciudadanos es volver a la normalidad previa a la pandemia, no
forzosamente a una “nueva realidad”.
- ¿Algo más?
- Si. El deseo de certidumbre
tendrá sus consecuencias, según Barreiro, en los comportamientos
sociales, económicos y políticos.
- Muy conservador suena todo eso, le digo.
- A saber ...
- Explícate …
- ¿Cómo quieres que lo haga?
- Partido a partido.
- Pues empecemos por Nadia y
Yolanda, decide Evaristo.
“Cuanta
familiaridad la suya, Don Evaristo, al referirse a estas dos Vicepresidentas
del Gobierno”, interviene con sorna ANDREA al traer nuestras bebidas.
- Es verdad, señalo, siguiendo el hilo provocador de la
ginoide. Aunque es cierto, prosigo, que es más fácil mencionar a estas dos
importantes mujeres por sus nombres de pila. Con ciertas personas, esa
familiaridad refleja más bien una admiración
intimista como cuando a Felipe Gonzalez se le identifica solo por su
nombre de pila.
- Gracias por acudir al rescate de tu sobrino, me dice sarcásticamente
Evaristo.
- Entonces …
- En las elecciones de 2008, Solbes
le ganó en buena medida los comicios a Zapatero en su debate contra Pizarro que era el hombre elegido por Rajoy para llevar
la economía si el gallego hubiera alcanzado la Moncloa. Solbes ganó su debate claramente
mientras que el de Zapatero y Rajoy fue más igualado.
- ¿Quién prevalecería, pues, entre Nadia y Yolanda?, pregunto.
- Creo que Nadia.
- ¿Y eso?
- Calviño representa una ortodoxia económica tranquilizadora
para más gente que las ambiciones sociales de Díaz, aunque estas son objetivos tentadores.
- Sin embargo, señalo, los
sueños son siempre muy atractivos … “I
have a dream …”, decía Martin Luther King.
- Me has pedido mi opinión y te la he dado, refunfuña Evaristo:
el realismo de Nadia atraerá a más electores que las promesas sociales de
Yolanda. Para repartir hay antes que acumular.
- Vieja cuestión, le comento,
si bien, con referencia a la reciente disputa intragubernamental sobre la
“derogación” de la Reforma Laboral de Rajoy, buena parte de los comentaristas
políticos consideran que Yolanda se llevó los titulares y Nadia la letra
pequeña, que sería lo importante, pues, de lo
que se trataría es de establecer una normativa laboral al día. La
propia Yolanda ha admitido, luego, que “técnicamente” no se puede derogar esa
reforma. Como dice su compañero de partido y gobierno, Garzón, hablar de
derogación solo tiene sentido políticamente.
“¡Sorprendente!”,
exclama atónita ANDREA mientras pasa corriendo al lado nuestro.
- ¿Y entre Sánchez y Casado?, pregunto a Evaristo.
- Dos tenistas. Uno zurdo y el otro diestro. Uno con
experiencia de gobierno y el otro virgen. Un
combate desigual.
- Con ventaja, pues, para Sánchez, aventuro.
- No creas. Los partidos de tenis entre
zurdos y diestros pueden ser sorprendentes. A veces caen gobiernos que piensan
que lo han hecho bien. Por ejemplo, Churchill, vencedor de la Segunda Guerra
Mundial perdió las primeras elecciones generales tras la victoria aliada.
- Un ejemplo que no tiene por qué ser relevante ahora, señalo,
pero entiendo lo que apuntas: los electores no
siempre son agradecidos. Algunos sondeos parecen ir, por ahora, en
esa dirección …
- A veces, gusta cambiar por cambiar, se defiende Evaristo.
“Se
están ustedes enzarzando”, interviene SAM, con una bandeja hasta los topes para
otra mesa. “Yo lo zanjaría con un posible empate
entre Sanchez y Casado”.
- Te traiciona tu subconsciente, le digo al Androide.
- ¡Como va a tener subconsciente un robot! exclama Evaristo
indignado.
- ¿No hay más partidos?, pregunto para cambiar de tercio.
- Bueno, Sánchez contra Diaz y Casado contra
Abascal.
- ¿Igualados?“
- Más bien
imbuidos de aversión fraternal”,
responde por su cuenta SAM, mientras nos repone las bebidas y deja unos montados
de jamón con tomate: “lo que no contabilicen los partidos mayoritarios se lo
llevarán sus versiones radicales”.
- ¿Igualados?, insisto.
“Si hablamos,
como Barreiro, de certidumbres”, responde esta vez ANDREA que, de nuevo, pasa
junto a nosotros, “debieran tranquilizar a más electores
los originales tradicionales que las copias extremistas”.
- ¿Y en el partido de dobles, izquierda contra derecha?,
vuelvo a inquirir.
- Preguntas demasiado, responde, malhumoradamente,
Evaristo.
- Es que estás metiendo muchas trolas, le acuso para pincharle.
- Quizás, señala Evaristo, pero, la reflexión de Barreiro está
bien razonada: la búsqueda de certidumbres puede
ser determinante en el electorado de cara a unas próximas elecciones.
- Sin duda, sin duda, pero como interpretarlo puede ser un
misterio incluso el día de los comicios, respondo para contrarrestar su juvenil
prepotencia.
PAAF revolotea mientras nos vamos, deseándonos toda clase de parabienes y un pronto retorno. Evaristo se ríe antes
de separarnos y exclama: “¡Un mayordomo volador!”.
Carlos Miranda, Embajador de España