2022
Madrid, 24-02-2020
(modificado, 26-02-2020)
(modificado, 26-02-2020)
(Tiempo de lectura, breve 😊)
Mi sobrino Evaristo está en mi bar favorito calculando en su ordenador la supervivencia del gobierno
Sánchez-Iglesias. Mientras trabaja con una hoja de Excel en su ordenador,
ANDREA nos trae espontáneamente unos bollos y SAM un par de cafés con leche. ¡Estos
androides con inteligencia artificial son insuperables!
-
Mira, me dice mostrándome algo para mí ininteligible
en la pantalla: ¡Durará hasta 2022! Elecciones, ese año.
-
Pues, ellos, piensan durar cuatro años …
-
Para 2021, tanto Iglesias como Junqueras y
Sánchez tendrán otras prioridades, afirma Evaristo. Ahora mismo, Sánchez debe aprobar
los presupuestos de 2020. Con ello podría aguantar hasta 2022. En 2021, a
más tardar, Iglesias empezará a decir que Sánchez no es suficientemente progre.
Su otro socio, ERC, dependerá mucho de lo que le ocurra en las elecciones
catalanas que Torra convocará este año cuando convenga mejor a Puigdemont. Si
no gobierna en Cataluña, difícilmente habrá presupuestos en 2021. Y, si
gobierna, dependerá de los resultados de la mesa de diálogo. Podría, incluso,
demonizar esa mesa porque los secesionistas piden muchas cosas imposibles
de conceder, menos aún, cuando Sánchez ha prometido a los
pocos barones socialistas que no le reverencian del todo, que no concederá
desigualdad alguna favorable a Cataluña frente a las demás Autonomías que,
precisamente, es el mínimo que los indepes pueden aceptar en ausencia de
una independencia plena.
-
¡Menudo rollo te acabas de marcar sin respirar! Ese
programa Excel tuyo parece una bola de cristal de cualquier pitonisa barata … De
esas promesas a los barones, ni una está grabada en piedra. Quizás una
financiación al estilo vasco-navarro calme a los secesionistas. Por otra parte, hay quienes sostienen que el
extremismo de los líderes separatistas solo es para fidelizar su electorado.
-
Evidente, responde Evaristo. El problema es
que esa parroquia ha crecido enormemente desde 2012 merced al hambre y las
ganas de comer de unos y otros.
“¡Cuánto peor, mejor! …”, sentencia (a lo Rajoy) SAM, que
pasa al lado de nuestra mesa portando una bandeja hasta los topes para otros
clientes.
-
Estamos en un momento, señala Evaristo, en el
que nadie parece tener una visión de Estado.
-
En efecto. Rajoy, ni siquiera intentó dialogar
con Mas, le recuerdo. Dejó, asimismo, hacer la consulta independentista de 2009;
se cruzó de brazos cuando el “Parlament” aprobó las leyes catalanas inconstitucionales
de desconexión en septiembre de 2017; únicamente aplicó el 155 tras el
referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017; y dejó a Felipe VI solo ante el
peligro independentista denunciando el 3 de octubre la quiebra de la
Constitución, discurso que correspondía al Presidente del Gobierno y no al Rey,
que hay que preservar para reconciliaciones y no
para regañinas.
-
Ya, dice Evaristo. El mal está hecho. Le costará
a la Monarquía recuperar terreno en Cataluña.
-
En sus memorias, añado, Rajoy despacha este
asunto trascendental en unas pocas líneas, como si la cosa no fuese con él.
ANDREA se ha acercado para retirar de nuestra mesa platos y
tazas. “Pero, finalmente, ¿qué va a pasar con la coalición Sánchez-Iglesias?”,
pregunta, impaciente.
-
Eso desgasta.
-
Sí, responde mí sobrino, pero mientras no surja algo
que parezca mejor, seguirá la coalición. El electorado no suele cobrarse al encumbrado
mientras no caiga en los espejismos de otro ambicioso, y si la oposición sigue como
va, con Casado y Arrimadas compitiendo con Abascal, puede haber coalición sancho-iglesista
“in saecula saeculorum” ....
-
¿Y
lo de las elecciones en 2022 que antes aventurabas?
-
¡Vaya
usted a saber!
-
¡Menudo programa Excel, el tuyo!
-
Mientras no surja
un político con visión de Estado …, se defiende Evaristo.
ANDREA y SAM se ponen a limpiar la cafetera a presión. Evaristo
y yo nos vamos, ahuyentados por tanto ruido infernal.
Carlos Miranda, Embajador de España