BERNIE, O EL
CAOS
Madrid, 13-04-2020
(Lectura rápida 😃)
¿Suicidio?
¿Suicidio político? ¿Falta de madurez? ¿Simple estupidez? Estas preguntas se me
agolpan mientras ojeo en mi teléfono un diario digital estadounidense. En la
pantalla de mi ordenador conectado a mi bar favorito veo a sus androides,
ANDREA y SAM, disponer simbólicamente un aperitivo para mí y mi sobrino
Evaristo. Han puesto encima de la barra un par de copas, una botella de jerez y
una lata de aceitunas, pero sin descorchar la una ni abrir la otra. ¿Para
qué? Esto es un aperitivo telemático ...
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No
disimules, me dice Evaristo. Estas encantado con que Bernie Sanders se haya
retirado de la carrera demócrata para la nominación del que será candidato
contra Donald Trump. Solo queda Joe Biden por el
que muchos no daban un chavo al principio
y menos aún tras la fulgurante salida inicial de Sanders.
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En efecto, la liebre salió a toda mecha, pero
llegó antes la tortuga. Sanders aprovechó unos Estados donde jóvenes y
latinos se aliaron en favor del candidato “socialista” de los demócratas.
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Todo
cambió en Carolina del Sur, continúa Evaristo, donde los afroamericanos votaron
masivamente a Biden. El progresismo de Sanders es más atractivo para el
idealismo juvenil, así como para muchos hispanos que no han encontrado aún su
encaje en la sociedad americana. Los afroamericanos fueron esclavos, son,
muchas veces, aún maltratados, pero, son ahora esencialmente fruto de la
cultura anglosajona. Los latinos son, bastantes, mano de obra explotada,
pero su bagaje cultural tiene raíces progresistas en la América hispana.
Era lógica su preferencia por Sanders
“Y,
ahora, ¿qué va a pasar? Inquieren a la vez ANDREA y SAM.
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Biden,
responde Evaristo, debiera contar con el voto de Sanders y sus seguidores. Si
los demócratas van unidos pueden, quizás, ganarle a Trump que ya ha dado la
medida de sus limitaciones.
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En
efecto, señalo. Si no fuese por tres cosas: en primer lugar, los seguidores de
Trump son inasequibles a la decepción. En segundo lugar, la unidad demócrata no
está clara. En tercer lugar, tenemos al “virus chino” como dice el magnate.
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El
voto de Trump es sólido, aunque no mayoritario, señala Evaristo. Perdió el
voto popular frente a Hillary Clinton, aunque ganó en el Colegio Electoral. Una
peculiaridad estadounidense. Contó con un voto anti-Clinton porque Hilaría es
una mujer muy determinada y eso molesta incluso a muchas mujeres. Además, ella
y su marido están acusados de connivencia con el “Big business”.
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Sin
duda, señalo. Veremos si ese voto resulta ser ahora menos “anti-Biden” por
ser éste un hombre, aunque lo importante, en su caso, es que debiera llegar
mejor al votante moderado que Sanders. Sin embargo, me inquieta la reacción del
voto joven de este último.
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Explícate,
me conmina Evaristo.
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Muchos
son radicales en el sentido que dicen que votaron a Hillary tapándose la nariz
y que no volverán a hacerlo. Idolatran a Sanders porque ha creado, dicen, un
movimiento con futuro. Por eso, afirman, no votarán a Biden. Un
suicidio, porque, así, le regalarán la elección a Trump. Son los “Democratic
Socialists of America”.
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Veremos
si para noviembre la “real politik” se impone en su seno, musita Evaristo. Pueden,
por su inocente pureza, ser más que una china en el zapato de Biden.
“Y
el virus, ¿cómo afectará a la elección?”, preguntan los dos androides
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¡Vaya
usted a saber!, exclamo. Lo mejor para los demócratas sería que Trump siga
pilotando alocadamente su respuesta a la pandemia mientras en el Congreso
pactan con los Republicanos planes económicos de recuperación, algo que no
sabemos si serán capaces de hacerlo en España, donde vemos mucho las pajas
en los ojos ajenos sin darnos cuenta de la viga en el nuestro.
“¡Un
Biden discreto hasta ser proclamado candidato en agosto!”, señala ANDREA. “En
efecto”, dice SAM, “pero, el virus se la puede jugar a cualquiera y
noviembre está muy lejos”. Tras esto, los androides recogen el aperitivo
simbólico y apagamos todos nuestras pantallas.
Carlos
Miranda, Embajador de España