TERTULIA TELEMÁTICA
Madrid,
06-04-2020
(de rápida lectura, 😊)
Mi sobrino Evaristo trabaja telemáticamente desde su casa,
como tanta gente ahora. Quizás, si ello se generaliza más, permita repoblar
la España vaciada. Nos tomamos ahora un aperitivo telemático junto a ANDREA
y SAM, los androides de mi bar favorito.
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En España, sobre todo en Cataluña, se mira mucho
a Italia para inspirarnos o prever nuestro futuro, afirma Evaristo. Pasa con el
coronavirus.
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Ellos llevan semanas de cuarentena. Aquí,
suspiro, igual no nos “liberarán” ni para las manifestaciones del primero de
mayo.
“¡No me hablen de manifestaciones!”, interviene,
asustada, ANDREA, “que casi asisto a la del 8-M”. “Eres un robot”, le recrimina
SAM, “un virus humano no te puede afectar”. “¡Y yo qué sé!” responde maleducadamente
la ginoide que se ha vuelto algo castiza.
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A mí, me parece, señala mí sobrino, que está
bien lo de fijarse en Italia, pero que también podemos mirar a otras partes.
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¿No querrás mirar a los EEUU para comprobar como
de negar la amenaza ha pasado Donald Trump a intentar arrogarse que está al
frente de la solución?
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A Trump le ha ocurrido lo qué a todos, y, por
otra parte, las cifras estadounidenses van a ser apocalípticas, aunque solo sea
por el tamaño poblacional de ese país, lo que pondrá de relieve que las
cifras chinas están manipuladas muy a la baja.
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En esa dictadura capital-comunista, afirmo, todo está
controlado. Empezaron por esconder el problema, actuando tarde. Los tiempos de
crisis favorecen las autocensuras, censuras, manipulaciones y faltas de
control, entre otras cosas, y no solo en China. En
suma, las democracias están en peligro.
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Tienes razón, responde Evaristo. Yo me estaba
fijando en el Reino Unido donde, como aquí, hay un primer ministro egocéntrico
y autosuficiente, pero, asimismo, combativo. En su Parlamento se quejan de
que no pueden realizar debidamente su tarea de control del gobierno por
culpa de las medidas telemáticas que han tenido que adoptar. Se quejan de que
el gobierno de Boris Johnson rinde más cuentas a los periodistas qué a los
parlamentarios, representativos de la soberanía popular.
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Esto es algo muy serio en cualquier país, señalo,
pero especialmente en el RU donde, como en otros países con circunscripciones
uninominales, Francia o Alemania, pe, cada diputado representa directamente
a un segmento de la población.
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En España, en cambio, precisa Evaristo, tenemos
un sistema proporcional que, de hecho, desvincula en buena medida a los
parlamentarios de sus electores, dejándoles a merced de la dirección de sus
propios partidos.
“Algo por revisar en su día, si es que les llega a
ustedes ese día alguna vez”, afirma SAM desde la barra con su voz de
barítono metálico.
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Volviendo al Reino Unido, como en todos lados,
lo vieron tarde, devaluaron primero el riesgo y luego rectificaron, subraya
Evaristo.
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Rectificar es de sabios, respondo, pero quien negó
el chaparrón y se encontró con el coche que conducía embarrado habrá de
responder. Apoyar su autoridad, algo imprescindible en tiempos de zozobra,
ayudar a empujar el automóvil fuera del barro, no impide la crítica, aunque mejor
constructiva.
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Así es y será, sentencia solemnemente
Evaristo. Además, hay que pensar en las reconstrucciones en las que los que
gobiernan deberían tener en cuenta a sus oposiciones, sindicatos y patronales
porque son tiempos de necesaria unidad nacional, y europea. Primero, hay que
desembarrar el coche empujándolo todos juntos. Luego, cada uno se sentará en su
sitio y se verá, eventualmente, quien conduce.
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Hace falta, señalo, que quien gobierne tienda la
mano sinceramente, buscando un consenso, y eso parece quererlo ahora Pedro Sánchez.
Es necesario que desde la oposición no se la muerdan, como dice un amigo
mío, y si se la muerden, volver a ponerla.
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En Europa, los “coronabonos” mutualizando la
deuda se estancaron, pero puede haber otras fórmulas para ayudar, afirma
con optimismo Evaristo.
“¡Veremos!”, concluyen escépticamente al alimón los dos
androides, mientras concluimos este aperitivo apagando nuestras pantallas.
Carlos Miranda, Embajador de España